Este personaje que despierta en una nueva era, una era donde las cosas ya no son como lo eran antes, donde lo interno no es importante, donde las cosas del corazón ya no tienen razón alguna, donde el hecho de vivir esta relacionado con placeres superficiales y efímeros. Donde el olimpo es reemplazado por monumentales construcciones, aves gigantes sin plumas que vuelan en los cielos y objetos mágicos que pueden hablar y capturan tu alma.
Es un personaje resultado de tanta confrontación interna y externa; con el mundo en el cual esta rodeado, con los sentimientos y emociones en el cual se ve inmerso. Nace quizás como muchos de sus antiguos amigos del olimpo; algunos de la espuma del mar, otros de un árbol, otros del fuego, de las cenizas, de los rayos del sol…
Apolox despierta (casi como un nacimiento) desde el momento mismo en que la Fe y el Destino se tropiezan en cierto punto de mi vida. Dando como premisa a la parte de mí que anhela ser libre sin olvidar el sentido que Dios da a la vida.
Por la experiencia del tiempo y los años, experimenta muchas formas de amor y conoce el privilegio de usar su corazón para meterlo en las mieles de amor hacia una persona, del mismo modo conoce lo amargo, lo doloroso y lo sufrido que es cuando lo sumerges en el vinagre de la caída de aquel amor, pero al igual que el Apolo del Olimpo, Apolox esta aprendiendo la capacidad de curar sus heridas tantas veces como sea posible, ya que es una habilidad obtenida por Apolo como el dios de la medicina… be continue
2 comentarios:
Un día, a la hora de la siesta, el joven Jacinto, queriendo jugar con Apolo, le pidió a éste que se prepararan para el ejercicio, aligerándose de ropa y untándose todo el cuerpo con aceite.
Apolo tira el primero su flecha con tanta destreza y fuerza que se eleva sobre las nubes y retumba al caer sobre la tierra. Jacinto, enajenado por el ardor del juego, pone todo su ímpetu en lanzar la suya. Pero lo hace con tanta torpeza y mala fortuna que el hierro, soltado bruscamente, le va a dar en pleno rostro, haciéndole caer bañado en sangre.
Apolo, palidísimo, acude a auxiliarle, le lava la herida, le aplica hierbas aromáticas para detener la hemorragia y prolongar la vida del muchacho... pero en vano. Ya su alma esta en otro mundo.
¡Mueres en la flor de la juventud, y he sido yo, amado Jacinto, el culpable por atender a tus ruegos! La muerte te ha tomado entre sus brazos, amado amigo". Habiendo muerto por mi propia mano. Y he de pagar el crimen de encontrarme contigo para jugar. Veo la sangre y veo mi mano en ella. ¿Qué puedo hacer para que vivas siempre? Que puedo hacer para seguirte? ¡Mi único consuelo es el pensar que me ha movido el amor inmenso que te tengo! ¡Ojalá pudiera dar mi existencia por la tuya o morir contigo!
Las lagrimas de Apolo caían enlazándose con las ensangrentados cabellos del muchacho. Hyakinthos muere y su alma viaja al Reino de Hades. El dios se inclina sobre el oído del joven y le susurra. "En mi corazón vivirás para siempre, pero tu memoria vivirá siempre hermosa entre los hombres"
Y apenas pronunciadas estas palabras, una fragante flor apareció desde la sangre derramada. La llamaré Hyakinthos, y en sus pétalos aparecerá el signo del las letras "Ay", como signo del dolor que el dios sufría.
De "La Metamorfosis" de Ovidio.
Hermosa y fascinante historia de Apolo, ojala que la tuya siempre sea más alegre, más hermosa y llena de mas amor.
Un abrazo
Permítame unas palabras:
Espléndidamente Sublime...
El amor de Apolo hacia este Joven era tal q su alma se desgarro en un único llanto, capaz de crear la más hermosa forma de recordar a alguien... Esa es la historia de mi buen amigo Apolo.
Pero Apolox Mag tiene mucho q contar acerca de su corazón, gracias a Dios no tuvo un "Final" trágico pero si guarda muchos recuerdos alegres y sublimes; estuvo lleno de algún tipo de “@mor”…
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