3 ago 2009

Las mariposas También Aparecieron en mis Aposentos (3 Meses despues)


"Al leer el porqué de aquel nombre “Macondo”, caí en la cuenta que G. García Márquez escribió sobre nuestras vidas sin darnos cuenta, La fantasía se confundió con la realidad y voló sobre nuestras cabezas… Las mariposas que una vez volaron sobre Macondo por una sola razón, hoy descubren la verdad de sus aleteos… anunciaron algo q ningún reino olvidara…"

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Una mariposa nocturna revoloteó sobre su cabeza mientras las luces estuvieron encendidas; y entonces ocurrió…

Era joven, cetrino (sombrío, pálido, triste ), con unos ojos oscuros y melancólicos que no le habrían sorprendido tanto, y un aire de ensueño (esperanza, ilusión). En su vida no estuvo ni estaría más asustado que en aquel momento q conoció a Apolox, pero tenía una dignidad y un dominio que lo ponían a salvo de la humillación, y una prestancia legítima que sólo fracasaba en su orgullo.

Apolox alcanzó en una fracción de segundo a arrepentirse de su impulso, pero el arrepentimiento se transformó de inmediato en una satisfacción cruel, al comprobar que también la mano de él estaba sudorosa y helada, El espacio estaba llena de mariposas amarillas…

Se llamaba Mauricio Babilonia. Había nacido y crecido en Macondo…

Apolox dejó de engañarse a sí mismo, y comprendió que lo que pasaba en realidad era que no podía soportar los deseos de estar con Mauricio Babilonia…

Fue entonces cuando cayó en la cuenta de las mariposas amarillas que precedían las apariciones de Mauricio Babilonia. Las había visto antes; Alguna vez las había sentido revoloteando sobre su cabeza en la penumbra de cada atardecer.

Solo el lo identificaba en la multitud, comprendió que las mariposas amarillas tenían algo que ver con él, y el no necesitaba verlo para descubrirlo, porque se lo indicaban las mariposas. El las vio, como si hubieran nacido de pronto en la luz, y el corazón le dio un vuelco. En ese momento entraba Mauricio Babilonia.

-Lo que me choca de ti -sonrió- es que siempre dices precisamente lo que no se debe.

El pensaba entonces que el amor de un modo derrotaba al amor de otro modo, algo más celestial, algo más sublime…

Él, lo arrastro sin misericordia a un estado animal que la dejó extenuado. Tardo algún tiempo en darse cuenta de que también aquella era una forma de la ternura, y fue entonces cuando perdió el sosiego, y no vivía sino para él…

Poco antes, tropezó de pronto con un espacio de lucidez dentro de la locura, y tembló ante la incertidumbre del porvenir…

Las mariposas amarillas invadían la casa desde el atardecer. Una noche, mientras Apolox tomaba un baño, Artemisa entró en su dormitorio por casualidad, y había tantas mariposas que apenas se podía respirar…

El tiempo hiso de las suyas por muchas horas, estas se transformaron en días, y daban la vuelta hasta que se convirtieron en meses, los meses sufrieron una metamorfosis hasta llegar a años, que envolvieron cada uno de los recuerdos, entonces el tiempo se apodero y todo fue silencio por la larga espera …

Había pasado mucho tiempo cuando vio la última mariposa amarilla destrozándose entre las cuerdas de las arpas y admitió como una verdad irremediable que Mauricio Babilonia había muerto.

Murió de viejo en la soledad, sin un quejido, sin una protesta, sin una sola tentativa de infidencia, atormentado por los recuerdos y por las mariposas amarillas que no le concedieron un instante de paz…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece algo como una adaptacion del libro!!!
Nunca me ha gustado el final de este episodio, espero que no tenga nada que ver con este mundo, la soledad es algo que el hombre como tal nunca tolera por mas que la frialdad de los sentimientos demuestre lo contrario.
XP
TQM